El pasado 3 de febrero, día festivo en México, se convirtió en un día de mucho trabajo para mí porque recibí múltiples llamadas, mensajes y correos por las noticias que estaban circulando en los medios y redes sociales sobre la jurisprudencia de la SCJN en donde se disminuía el salario máximo de cotización para cálculo de las pensiones de 25 a 10 veces el salario mínimo para las personas del régimen de 1973, lo cual generó mucha preocupación. Al día siguiente todo volvió a la normalidad porque el director del IMSS confirmó que eso no iba a suceder.
No quiero entrar en detalles porque ya han sido discutidos ampliamente tanto por expertos y no expertos, al grado de generar mucha confusión, debido a la variedad de comentarios, diagnósticos y conclusiones. Así pues quiero aprovechar este espacio para dar mi opinión con la intención de sensibilizar y reflexionar sobre la importancia relativa de las pensiones del IMSS en el contexto general de la jubilación.
Primero, y sin afán de hablar sobre montos de pensión y sobre el tipo de régimen que nos corresponde, existe una creencia que nos han taladrado en el cerebro, de que la jubilación es la pensión del IMSS y que los del régimen de 1973 gozan o gozarán de una jubilación digna, contrariamente a los que están en el de 1997 o afores, enfáticamente los y siguientes generaciones, quienes tendrán pensiones muy disminuidas sin opción de gozar una jubilación digna.
Tristemente esa creencia se ha enraizado en la mente de mucha gente, lo que ha generado, me atrevo a decir, a que la mayoría aspira depender financieramente y sobre todo de esa pensión, dejando las decisiones y la responsabilidad de su futuro a un tercero.
Me parece fundamental que entendamos que la responsabilidad es de cada persona, que cada uno enfrentará situaciones muy diferentes y que la planeación de nuestra jubilación independientemente de nuestra edad es clave para lograr nuestros objetivos personales, familiares y profesionales.
Por lo anterior quiero enfatizar que LA PENSIÓN DEL IMSS NO ES LA JUBILACIÓN, ES SOLO UN COMPONENTE FINANCIERO DE ELLA. Claro que puede llegar a ser un componente muy importante, pero en muchas otras no necesariamente lo será. También recordemos que la jubilación no sólo tiene componentes financieros, sino también componentes emocionales que muchas veces son igual o incluso más importantes.
Segundo, dependiendo de cada persona será necesario analizar: a) qué tanto se tendrá que complementar, b) cómo hacerlo, y c) en qué fase de la vida hacerlo. Estos puntos pueden generar muchas interrogantes que he desarrollado en pero resumidamente se tratan de lo siguiente:
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¿Qué tanto complementar? – ¿Ya hice un análisis de mis gastos actuales y los que tendré en la jubilación?, ¿tengo idea de los ingresos que tendré en la jubilación a través de mi pensión del IMSS, empresa, ahorros, inversiones, etc.?, ¿los ingresos cubrirán los gastos?, ¿tendré una situación de déficit o de superávit?
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¿Cómo hacerlo? – Si tengo una situación de déficit, ¿cuánto tendría que ahorrar desde ahora para lograrlo?, ¿en dónde hacerlo, qué instrumentos financieros me convienen, y qué puedo optimizar fiscalmente?, si es una situación de superávit ¿qué acciones debo ejecutar para que suceda?, si quiero tener un superávit mayor ¿qué tanto más debo de acumular, cuánto debería de ahorrar mensualmente?
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¿En qué fase de la vida hacerlo? – Si estoy joven o lejano a mi edad de jubilación, ¿me espero a estar cerca o comienzo de una vez a ahorrar?, Si estoy cerca o ya me estoy jubilando y no ahorré lo suficiente, ¿ya “estoy frito” o todavía puedo hacer algo?, ¿cuál debería de ser el nivel de ahorro si estoy joven o lejano a la jubilación?, ¿con cuánto debería de complementar mis ingresos si ya estoy jubilado, necesito seguir trabajando por el 100% de lo que ganaba?
En mi experiencia con clientes, he notado que muchos de ellos no han realizado su análisis financiero y tampoco se han dado tiempo para responder a muchas de las preguntas anteriores. La recomendación es hacerlo a la brevedad para trazar un plan de acción concreto.
Como reflexión final sobre este tema, ¿qué pasaría si no hubiera pensión del IMSS?, entonces, ¿de qué dependeríamos?
Finalmente les recordamos que en Retirement Advising tenemos la experiencia, contamos con la metodología y hemos desarrollado las herramientas necesarias para apoyar a nuestros clientes a responder a todas la preguntas anteriores y a muchas más.
Sobre el autor
Enrique Marín
Experto en finanzas personales y retiro
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